Muere Adnan Khashoggi, el polémico magnate y amigo de Juan Carlos en Marbella
Cuando Adnan Khashoggi llegaba a La Caseta del Casino, un ‘tablao’ flamenco por el que pasó lo más granado de la sociedad marbellí de finales de los años 80 y los 90, parecía que hacía su entrada el ‘Rey Midas’. Bajando de un fabuloso Rolls-Royce y rodeado de una corte de lo más variopinta, el poderoso empresario desfilaba hacia su mesa y siendo cumplimentado con multitud de atenciones. Tras él caminaban su esposa, y en ocasiones dos de sus esposas, varios de sus hijos, otros familiares, amigos y varios guardaespaldas. Sin embargo, y pasada aquella época dorada de Marbella, todas las personas que lo idolatraban se desvincularon de él, incluido el rey Juan Carlos, con el que mantenía una estrecha amistad.
No obstante, la puesta en escena de la familia Khashoggi no tenía nada de convencional. Si bien el patriarca se animaba con coloridas y brillantes chaquetas o trajes, sus mujeres se engalanaban de tal manera que parecían salidas de ‘Las mil y una noches’. Vestidos con amplísimos vuelos, gasas, encajes, tules, chales, velos… cualquier atuendo imaginable y más. Las joyas tenían un lugar primordial en estos looks donde los diamantes, las esmeraldas o los rubíes destacaban relucientes. Un espectáculo que asombraba a los allí presentes por más que lo hubieran visto una y otra vez.
[Puedes ver: El rey Juan Carlos le toca la ‘cacha’ a Letizia]
Por aquel entonces estaba casado con Frau Lamia, de exuberante belleza, y mantenía una cordial relación con su anterior esposa, a la que todos llamaban Soraya. Ambas, unidas a su hija Nabila, eran fieles a cualquier fiesta o evento que organizara Khashoggi y, por supuesto, se adornaban con esmero y exageración para ser el centro de atención.
Emmanuel de Savoie con su mujer y Adnan Kashoggi con Frau Lamia en imagen de archivo de 2009 en París / Gtres
A la hora de conmemorar cualquier aniversario, como su propio cumpleaños, el célebre saudí, considerado uno de los mayores traficantes de armas, no escatimaba en lujos. Era el 6 de junio y soplaba las velas en su finca ‘Al Baraka’, que abarcaba el terreno donde hoy se erige la urbanización La Zagaleta, calificada como la más elitista de Marbella. Allí, en su impresionante mansión, que contaba incluso con discoteca, cientos de invitados se deleitaban con lo mejor de lo mejor. Si Khashoggi no te invitaba a su fiesta de cumpleaños no eras nadie, así que había “empujones” por conseguir estar en la lista.
[Puedes ver: Hablamos con Bárbara Rey tras el robo de joyas]
En Puerto Banús anclaba su maravilloso yate, Nabila, que esgrimía el nombre de su hija con letras de oro. En su interior colchas de seda, cubiertos o grifería de oro, muebles valiosísimos y exquisitos bufets interminables con caviar, langosta, los mejores vinos, champán… No era raro que se desplazase en helicóptero hasta el barco. Entonces los turistas y lugareños que caminaban por los pantalanes presenciaban toda una parafernalia de ostentación porque el derroche de oropel parecía no tener límite.
En Marbella vivió Adnan Khashoggi su época dorada, su esplendor personal y social, pero cayo sobre él el peso de la ley y perdió su adorada ‘Al Baraka’. Ahí comenzó su declive y su adiós a una villa y corte que le trató como a un rey.